Amtrak- The ride

Hace no mas de 20 minutos que aborde el primer tren de la ruta, y creo que ya me esta gustando esta manera de viajar. El tren avanza, ni lento ni rápido, a su ritmo constante y relajante. El panorama que se desliza por la ventanilla (ventana) es una mezcla de toques urbanos, campestres y costeros. Por allá, en la distancia un grupo de jóvenes surfea en las agitadas pero no batidas, aguas de la costa californiana; mas adelante una pareja realiza una caminata en compañía de sus mascotas, que a decir verdad, emulan a la perfección una escena salida de algún comercial de productos para mejorar la vida en pareja. Bastante interesante. La clase ejecutiva es un tanto ruidosa para mi gusto, pero es el precio (además de los 14 dólares adicionales) que se tiene que pagar por la comodidad y conveniencia. Verán, los asientos son grandes y cómodos (realmente cómodos), tengo a mi disposición una conexión de 120 volts, y todo el café que pueda tomar del área de desayuno continental. Nice.

Por otra parte, no he dormido lo suficiente, apenas conseguí dos horas de cama, y una sola de sueño. El problema es que siendo esta la primera vez que viajo en tren, no se cual es el sistema que se utiliza en las estaciones, por lo que hasta llegar a la segunda etapa del viaje no pienso cerrar los ojos, aunque me duela.
Salí de la ciudad de San Diego rumbo a Salinas, ambas en California. En la primera etapa aborde el Pacific Surfliner, con rumbo a la estación de Los Angeles, lo cual no debe tomar mas de 2 horas y 15 minutos. Una vez en Los Angeles, transbordare a y empezare el camino de 9 horas ininterrumpidas de viaje, donde por fin conciliare el sueño. Por lo pronto voy a cortar la historia para poder apreciar un poco más el panorama, que gradualmente se torna un poco mas urbanizado. That said, is iPod time.